¿Será que lo que acontece con el fútbol, con sus desmesuras y desprolijidades, es el espejo de un país al que le cuesta transitar la senda de los valores y la transparencia en los actos de sus dirigentes?...

 ...Habría que reflexionar con mayor profundidad sobre el tema, agregando que los ciudadanos no podemos sentirnos libres de responsabilidad por cuanto por acción u omisión participamos de esta descomposición.

El fútbol argentino sufre el despojo al que lo someten dirigentes inescrupulosos, frecuentemente orbitando en otros ámbitos del concierto nacional. Lo que está saliendo a la luz es de una gravedad inédita. Probablemente, lo que todavía no emergió podría ser tan o más nocivo aun. A la vez, lo positivo en medio de tanta desgracia es que se visibiliza lo espurio cuya ocultación responde al intento de encubrimiento de los protagonistas.

Se está develando la corrupción, ahora también en el fútbol. ¿Qué seguirá a los escandalosos diálogos de dirigentes de primera línea? Cuando la confianza se dinamita todo se mira con el cristal de la sospecha. ¿Hubo o hay desvío de fondos, cuentas disimuladas en el exterior, "comisiones" no declaradas, dudosas transferencias de futbolistas, lavado de dinero, arreglo de partidos?

Existen sobrados motivos para que la damnificada sociedad y, especialmente, los aficionados al fútbol no se fíen de nada de lo que rodea a este popular deporte: dirigentes, árbitros, algunos periodistas y tampoco del propio Estado que ha sido parte del problema y no de la solución.

Como expresáramos en un artículo en otro medio, la esperanza sería que asistiéramos a un mani pulite que permita liberar al fútbol de tanto infortunio. Igualmente, flota una invitación a actuar para la justicia y los órganos de control del Estado, incluyendo la AFIP.

Es imperioso reconocer la honradez de muchos dirigentes que exhiben energías, inteligencia y amor por sus clubes. Hacen contribuciones fenomenales en favor de sus instituciones y la comunidad. El respeto hacia ellos impone deshacerse de los sinvergüenzas y oportunistas.

La corporación arbitral es un capítulo aparte. Se impone una exhaustiva e integral revisión. Existen presunciones y recelos que únicamente se podrían superar mediante modificaciones estructurales creíbles.

A los dirigentes de la AFA y de los clubes que han sido causantes de este descalabro les cabe su alejamiento. Debe emerger una generación no contaminada y con deseos de servir a sus instituciones y no aprovecharse de ellas.

Finalmente, una apelación a los gobiernos: abstenerse de inmiscuirse en la conducción del fútbol. Abrumador trabajo tienen para procurar resolver los problemas sociales que no cesan de acongojarnos.

Norberto Rodríguez
Secretario General de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA