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Frases con historia

Por Luis Zamar

Esta segunda entrega de “Frases con historia” la iniciaremos con algunos de los dichos y frases que podrían considerarse muy usadas por los argentinos en distintas épocas, y dejamos para el final las tres con más historia.

Con más problemas que los Pérez García

Los Pérez García era el nombre de una radionovela que representaba a una familia urbana argentina que siempre tenían problemas. Los accidentes domésticos eran tan numerosos, que en el habla popular se acuñó esta frase para definir a una persona en una situación complicada. Se trata de un caso más que muestra la adopción, en el habla popular, de expresiones surgidas de anuncios o programas, tanto de la radio como de la televisión.

Con más señas que mudo jugando al truco

Una expresión utilizada para referirse a los excesivos ademanes que alguien utiliza al hablar, comparándolos con las señas utilizadas en el truco, tradicional juego de naipes rioplatense.

La verdad de la milanesa

En la ciudad de Buenos Aires la milanesa era el plato ideal para esconder carne de menor calidad, expuesta con una cubierta dorada y crocante. De allí surge esta frase popular para significar que la verdad no está a la vista, y si queremos encontrarla, debemos mirar más allá de la superficie.

Quedó en Pampa y la vía

Usado para indicar que alguien ha quedado en la ruina. La locución proviene del hecho de que a comienzos del siglo XX el hipódromo tenía un servicio gratuito de tranvía. Este  llevaba, a quienes habían perdido todo, hasta la intersección de la calle La Pampa con las vías del ferrocarril Mitre, justo enfrente de las Barrancas del barrio de Belgrano. Desde allí, era más fácil volver a casa.

Venir con el caballo cansado

Expresión propia del Río de la Plata que alude a la persona que viene a solicitar ayuda después de haber ignorado consejos y advertencias, o las solicitudes de ayuda de otro. Este dicho proviene del ámbito rural.    

La dejó picando

Frase de origen "futbolero", significa dejar la pelota o una decisión, para que otro defina. Generalmente es una insinuación sobre algo que, a propósito o no, no fue aclarado del todo y deja un interrogante.

Está para el cachetazo

Se usa para decir de alguien que está en un estado deplorable, lastimoso, y que lo propicia para no poder enfrentar fácilmente, la situación que se le presenta.

Chocolate por la noticia

Si bien se ignora el origen de la expresión, parece que en los tiempos coloniales quien llevaba una buena nueva, era premiado con una taza de chocolate (no sabemos qué se le ofrecía si la noticia era mala). Pasando de época, en el mundo del periodismo comenzó a usarse para indicar que la difusión de una noticia novedosa, ya había sido informada antes. Rápidamente se incorporó al habla popular, permitiéndose disfrutar adicionalmente, la cara de sorpresa de quien la traía, ya que en lugar de obtener admiración y sorpresa entre los presentes, recibía el “chocolate por la noticia”.

Calavera no chilla

Por calavera se entiende el hombre caminado, el veterano de timbas, milongas y mostradores y que trasnocha hasta mostrar los huesos. Un libertino no tiene derecho a quejarse cuando le llegue el momento de dar cuentas. Generalmente frase referida a quien luego de haber tenido una noche de fiesta y alcohol, se queja de sentirse mal por la trasnochada. Si le gustó disfrutar de esa juerga, no tiene derecho a reclamos.

Estoy hasta las manos

También se utiliza con el mismo fin decir “Estoy en el horno”. Esta frase puede tener tres usos: la primera, para cuando estamos muy enamorados y no nos animamos a decir la gran palabra que definiría la situación sentimental. La segunda, seguramente la más popular, se refiere a que estamos con muchas cosas a la vez o con muchas cosas por hacer. y la tercera estar complicado con algo, generalmente no bueno para la persona.

Acá el que no corre, vuela

Para referirse a un grupo de gente ágil y rápida para sacar ventaja de alguna situación, con esa “viveza criolla” que los argentinos tanto conocemos. Una advertencia de cuidarse, para quien la recibe.

Pero vos querés la chancha y los veinte

Si un argentino le dice a otra persona que se está queriendo la chancha y los veinte, le está haciendo conocer su desacuerdo en la  exigencia, por exagerada y sin merecerlo. Rara vez una chancha, a través de su vida fértil, llega a la veintena de años. Eso sería como pedir mucho. A veces, se le agrega otra parte a la frase para remarcar más el sentido: vos querés la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos.

Andá a cobrarle a Magoya / Que te lo pague Montoto

No se sabe si Magoya realmente existió. Y Montoto a su vez, era un funcionario del Banco Provincia. Cuando los argentinos mandamos a alguien para que le cobre una deuda a cualquiera de estas dos personas, bien se sabe que el esfuerzo será inútil. Nunca nadie se lo va a pagar, especialmente el deudor.

No hay tu tía

La frase original en realidad dice “No hay atutía“, y se usaba hace muchos años para decir en las farmacias que no había atutía, un medicamento utilizado principalmente para enfermedades de los ojos. Luego, la frase varió y cambió el sentido, usándose para transmitir que algo no tenía remedio, o no había forma de solucionarlo, por más vueltas que le quisieras buscar.

Agarraste para el lado de los tomates

Se usa para referirse a alguien que (intencionadamente o no) entendió cualquier cosa de lo que le estaban explicando y agarró para cualquier lado. Antes, las plantas de tomates se separaban del resto para evitar que  contrajeran pestes, por eso siempre estaban alejadas.

Me tiro a la pileta

Decir “ya fue, me tiro a la pileta” o decirle a alguien “tirate a la pileta” es una forma de alentar a hacer algo. Significa decidir y arriesgarse a una situación que nos da un poco de miedo, o cuando no tenemos certeza de cómo nos va ir.

Aramos dijo el mosquito

El vicio de atribuirse el mérito del trabajo ajeno, refleja la actitud de mucha gente que con la pantomima de colaborar en algo, cree haber cumplido.  Este pensamiento fue plasmado en una serie de dichos y fábulas en el pasado, y si bien La Fontaine en “El coche y la mosca” ya pone de manifiesto la costumbre por dicha actitud, se cree que la frase del mosquito proviene de una antigua fábula española. Esta contaba de un buey que recorría el campo arrastrando el arado durante todo el día, llevando un mosquito sobre el lomo. Su estrofa final resume tal concepto"...y cuando el buey agotado/todo el trabajo hubo hecho/aramos dijo el mosquito/muy orondo y satisfecho".

Bajar los brazos

Nos da la idea de querer abandonar una tarea que requiere constancia y esfuerzo, reflejando además, un momento de flaqueza. El sentido figurado que le damos actualmente, se remota a los romanos primitivos y a algunos pueblos bárbaros: cuando dos individuos se disputaban un bien o un derecho, una ley no escrita establecía que los oponentes debían someterse a una prueba que consistía en pararse espalda con espalda, con los brazos extendidos al frente. Perdía el pleito el que primero los bajaba. Algo similar ocurría entre los aborígenes que poblaban las tierras de lo que hoy es Chile. La frase ha dejado también huellas en el boxeo: al vencedor del combate el juez le levanta el brazo, en cambio quien pierde, lo tiene caído.

Cabeza de turco

Desde una perspectiva histórica, en el período de las Cruzadas, los cruzados libraron cruentas batallas contra los turcos. La animadversión que se profesaban ambos bandos era tan grande, que para un cristiano cercenarle la cabeza a un turco era un logro encomiable. Cuando lo lograban, los cruzados colgaban la cabeza en un mástil de barco o la ensartaban en una lanza, para que los soldados le acusaran de todos los males habidos y por haber. Al promediar el siglo XVII y durante largo tiempo, la moda de lo turco se apoderó de buena parte de Europa: el café a la turca, los divanes (llamados otomanas en Occidente) y las pinturas con sultanes y odaliscas, invadieron los salones. Personajes de ese origen eran presencia habitual en las farsas (como ocurre en algunas de la que escribió Moliere). También los vieneses se dejaron ganar por esa influencia y crearon una masa cuya forma imita el símbolo de Turquía, y que hasta hoy se llama medialuna (una manera algo burlona de celebrar un triunfo sobre los otomanos a las puertas de Viena). La expresión ser cabeza de turco nació en Francia y pronto se difundió  en España y América. Proviene de las ferias de diversiones y se debe a los juegos de tiro al muñeco. En ellos, nunca faltaba alguno vestido de turco. Quien lo descabezaba o le volteaba el fez, ganaba un premio. Hoy hacer de alguien la cabeza de turco, es endilgarle la culpa de otros. Una cabeza fácil de arrancar y que siempre viene bien para no perder la propia.

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