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Frases con historia

Por Luis Zamar

Existe una enorme cantidad de palabras, de las cuales muchas de ellas poseen más de un significado. Sin embargo, seguimos creando nuevas o modificando su sentido, para contar un mundo que siempre se nos escurre entre las manos. Las expresiones o dichos populares terminan siendo frases que nunca se van, pues muestran la creatividad que surge del uso cotidiano de la lengua, y la necesidad que tiene el hombre de producir sentido, para narrar de mil maneras, aquello que nos rodea. Las voces de la calle que reuniremos en esta edición, se erigen sobre términos que ya conocemos para decir algo diferente, nuevo y que poco tiene que ver con la literalidad de cada una. Nos acompañan desde la infancia y a través del registro oral, pasan de generación en generación. Por eso sabemos usarlas naturalmente, sin preguntarnos por su origen o la historia que guardan. En general, las elegimos por su contundencia para expresar una idea, el ingenio de la metáfora lograda, el humor que las acompaña, o la sonoridad de sus locuciones. O simplemente, porque las escuchamos tantas veces en boca de una abuela o padre, que forman parte de nuestra genética lingüística. Aquí vamos.

San Martín – A cada chancho le llega su San Martín

Esta expresión indica que todo aquél que comete una maldad, aunque parezca que va a quedar impune, tarde o temprano pagará las consecuencias. Los desprevenidos pensarán que esta frase, que también se utiliza en Méjico, España y Francia, tiene algo que ver con José de San Martín. Pero no. La teoría más difundida señala, que proviene de la tradicional festividad que se realiza los 11 de noviembre en Moreda de Aller (España), en honor a San Martín de Tours. ¿Se preguntarán por el chancho? Bien, la celebración coincide con la época en que se realizaba la matanza de cerdos para su posterior consumo.

Ñaupa – Del año del ñaupa

Se trata de una expresión muy antigua y, decirlo así, puede parecer redundante porque ñaupa, es una voz quechua que significa viejo o antiguo. En general, se emplea para aludir a un acontecimiento que data de tiempo atrás. La creencia popular considera que Ñaupa, fue una persona que tuvo una existencia asombrosamente prolongada. Muy utilizado en la década del 30, suele asociarse al lunfardo, en especial, cuando se dice que un tango es “del año del ñaupa”. Su equivalente en España, es “del tiempo de Maricastaña” (visto en una edición anterior de Frases con historia).

Ni Ni – Ni ebrio ni dormido

Para ser tajantes, a veces decimos que no haremos algo ni ebrio ni dormido. Algunos sostienen, que la expresión nació cuando Manuel Belgrano encontró a un centinela borracho y dormido. Enseguida habría establecido una norma, por la que “ningún vigía podía estar ebrio, o dormido en su puesto”. Otra versión dice que, tras el triunfo en Suipacha, alguien alcoholizado propuso un brindis ”por el primer Rey y Emperador de América, Don Cornelio Saavedra”. Mariano Moreno se enteró y lo desterró, diciendo que “nadie, ni ebrio ni dormido, debe tener expresiones en contra de la libertad de su país”.

Manteca – Tirar manteca al techo

Seguramente más de una vez le habrás dicho a alguien “deja de tirar manteca al techo”. El giro, busca expresar la idea de un gasto ostentoso e innecesario. Su origen se ubica en la Buenos Aires de 1920. Por entonces, los jóvenes adinerados se divertían en los restaurantes de moda, arrojando rulitos de manteca con el tenedor. Le apuntaban al techo, y el objetivo era competir, para ver quién era capaz de dejar pegados más trozos al cielo raso, o cuál de todos, se mantenía adherido por más tiempo. Una práctica absurda de la que afortunadamente, solo nos queda la expresión cotidiana.

Vaca – Tener la vaca atada

“Vos tenés la vaca atada”, le decimos a quien disfruta de un garantizado bienestar económico. El dicho nace en el siglo XIX, cuando en la Argentina se impuso el modelo agroexportador, y muchos estancieros se enriquecieron, gracias a la vasta cantidad de hectáreas que podían explotar. También guarda relación con una costumbre, que ciertas familias practicaban en aquellos tiempos dorados. En su libro Manucho, el poeta y novelista Oscar Hermes Villordo, se refiere así a ella: “el viaje al Viejo Mundo resultaba obligatorio en la vida de las familias tradicionales, que hasta bien entrado el siglo, se trasladaban con sus hijos principalmente a Francia (en algunos casos también con sus sirvientes, y aún con la vaca para la leche de los chicos)”. Esos traslados exigían tener el animal atado durante la travesía. Y, además de asegurar la alimentación infantil, configuraban un símbolo de alto prestigio. La frase ha quedado como signo de omnipotencia. Quien “tiene la vaca atada”, está en mejor posición para ordeñar beneficios, allí donde se encuentre y en el momento que se le antoje. Esa es la famosa vaca atada.

Bicho – Todo bicho que camina va a parar al asador

Tomado del Martín Fierro, el libro de José Hernández (ícono de la literatura gauchesca), y lo dice como enseñanza cruda y sarcástica, el viejo Vizcacha a los hijos de Fierro. Sabido que en la Argentina amamos los asados y todo el ritual que los envuelve, este refrán se basa en la idea de que cualquier animal se presta, para ser asado y comido. Pero, además con el tiempo, el dicho evoluciono sumando otros significados. Durante las décadas del 40 y 50, la frase fue utilizada también, para hacer alusión a las cosas o personas, cuyas acciones tienen un final previsible.

Lola – No quiere más lola

Cuando no queremos más complicaciones, nos cansamos de participar en algo, o necesitamos cesar alguna actividad, decimos “no quiero más lola”. En la Buenos Aires de 1930 se fabricaban las galletitas Lola. Elaboradas con ingredientes saludables, eran indicadas en las dietas de los hospitales. En ese contexto, cuando un enfermo podía empezar a ingerir otro tipo de alimentos, se decía que “no quería más lola”. Otro uso, más oscuro, era que cuando fallecía un paciente internado, obviamente dejaba de comer, y de  ahí el dicho popular “este no quiere más lola”.

Lola – Andá que te cure lola

Frase-escudo para defendernos de quienes vienen a importunarnos, con el relato de sus carencias e infortunios. Lola es como se sabe, el sobrenombre  familiar de Dolores. Afirman algunos autores que el dicho se refiere a la Virgen de los Dolores, a quien se recurre en procura de auxilio, para las enfermedades y los contratiempos. Así las cosas, a la irreverencia sacrílega de ponerle apodo a la Virgen, se sumaría el sarcasmo de remitir a ella, a las personas cuyos males nos tienen sin cuidado. Una manera no muy cordial de indicarles, que se las arreglen como puedan. Ese folklore de la indiferencia, en algunos países se enriqueció con una expresión similar, pero menos conocida. Sugiere con falsa amabilidad, una ayuda suplente: “Andá que te cure Hortensia, que Lola está de licencia”

Por último, un dicho popular recientemente incorporado por YMCA. ¡Hasta la próxima, aún tenemos más!

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