“No, nuestra ciencia no es una ilusión. Pero sí sería una ilusión suponer que lo que la ciencia no puede darnos lo podemos encontrar en otro lugar” - (Sigmund Freud)
En los últimos días, nuestra sociedad se vio desconcertada ante informaciones contradictorias difundidas por los medios de comunicación. “Uso de barbijo, sí o no?”
Hasta la fecha, la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que no existen evidencias científicas que avalen el uso de barbijos quirúrgicos en población asintomática. Por lo tanto, su uso no es recomendado en ella.
En concordancia, las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación de nuestro país, refieren que Argentina, apoya los preceptos vertidos por OMS. Sin embargo, recientemente, el presidente Alberto Fernández, ha expresado públicamente: “Lo que abunda no daña; si cubrimos la boca y la nariz ayudamos a que el contagio sea más difícil. Para eso, podemos hacer barbijos caseros”.
Por otro lado, a nivel mundial, se observa que la adhesión a esta medida, tanto por recomendación o por obligatoriedad, es muy diversa. Esto dificulta, aún más, la posibilidad de evaluar fehacientemente el grado de eficacia de la misma. Además, se teme que un pronunciamiento a favor del uso obligatorio del barbijo, redunde en un desabastecimiento para el personal médico, quienes representan la mayor población de riesgo.
En cualquier caso, existe un acuerdo generalizado que expresa que el uso de barbijos caseros colabora con la disminución de la propagación del virus. Por lo tanto, y considerando que esta pandemia habrá infectado, en los próximos días, alrededor de 2 millones de personas, es justificable todo tipo de esfuerzo por reducir al máximo sus posibilidades de contagio.
Finalmente, en tanto la comunidad científica avance en el proceso de investigación de este virus, y se exprese con certeza al respecto, los organismos de salud recomiendan el uso de barbijos caseros advirtiendo que es una medida de protección adicional. Es decir, que en ningún caso debe reemplazar a las ya conocidas por todos: el lavado de manos frecuente, la limpieza de ropa y superficies, y el distanciamiento social, etc.-