Artículo publicado en el Diario El Viajero el miércoles 02 de mayo de 2018
Es común la confusión entre el hacer y el gestionar...

No son sinónimos. GESTIONAR es lograr resultados a través de adecuados procesos integrados, rigurosas estrategias y planes alejados del optimismo sin destino. Estas reflexiones, a modo de audaz decálogo, tienden a alertar sobre recurrentes desaciertos. Los destinatarios serían todos aquellos con responsabilidades de conducción en organizaciones, públicas y privadas, con fines altruistas o las orientadas al lucro -que también deberían ser altruistas si hablásemos de un lucro creativo- . Recomendaríamos especial atención a quienes desenvuelven su accionar en el ámbito de lo público. Es ahí donde una buena gestión tiene un impacto potenciado sobre el conjunto de la población. Y a no negarlo, la Argentina adolece de un agudo problema de gestión.

1. Hagamos todo lo posible para enlentecer las decisiones, exponiendo imaginativas excusas para justificar nuestra ineficiencia;

2. Abusemos de las reuniones sin agenda y sin objetivos concretos, consolidando su inutilidad; 3. Reiteremos en las reuniones el tratamiento de temas que ya fueron considerados y decididos en reuniones anteriores;

4. Gastemos buena parte del tiempo de las reuniones en anécdotas y cuestiones insustanciales;

5. Presentemos permanentes ocurrencias adornándolas con el oropel de que en realidad se trata de ideas, naturalmente vacías de contenido;

6. Esforcémonos por exhibir nuestra verborragia en encuentros y reuniones a los efectos de hacer perder el foco de los temas principales;

7. Confundamos con nuestra exuberante retórica a quienes mantienen una dependencia estructural con nosotros;

8. Neguémonos a cualquier autocrítica y culpemos sin piedad al otro, al vecino, al gobierno, a los credos, a los sindicatos y a cualquiera, por ser responsables de nuestros males –ineficiencia-;

9. Tengamos siempre a mano más respuestas que interrogantes, simplifiquemos los análisis y lleguemos a conclusiones imaginarias y sin sustento, haciendo gala entonces de una ignorancia potenciada;

10. Desvelémonos por hacer del amiguismo dentro de las organizaciones una práctica sin fisuras;

11. Esmerémonos por mostrarnos ocupados atendiendo temas periféricos y eludiendo los de fondo e importantes que serían, en verdad, los que demandarían nuestra atención responsable;

12. Fatiguémonos hablando del trabajo en equipo cuando en realidad lo que perseguimos es liberarnos de consecuencias y atomizar las responsabilidades;

13. Impidamos por todos los medios -mejor si son sutiles, como el paternalismo- el desarrollo y crecimiento de los que dependen estructuralmente de nosotros, especialmente si se destacan por su performance;

14. Vanagloriémonos de nuestra eximía sabiduría y convenzamos a todos que nada nuevo nos queda por aprender al haber alcanzado el cenit de la calidad;

15. Ahuyentemos el pensamiento sistémico y acompañemos la huida con hacernos creer que los anhelos y deseos son sinónimos de optimismo y esperanza.

Norberto Rodríguez

Secretario General

Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA