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Con una mirada positiva, la Naturaleza recupera terreno

Por Cristian Fernández

Durante estos días hemos recibido muchas noticias referentes a las acciones no habituales que han  manifestado  algunas especies animales, en diferentes partes del mundo. Muchas de ellas directamente relacionadas con la necesidad de subsistencia, como fue la ocurrida en Tailandia, cuando cientos de monos, fuera del templo de Prang Sam Yod, disputaron ferozmente la obtención de alimento, debido a que la afluencia de turistas a la zona disminuyó drásticamente en tan solo cuestión de horas. Sin embargo se presentaron otros casos en los que la subsistencia no representaba la causa principal. Muchos animales, cuyo hábitat natural se encuentra ubicado cerca de una ciudad o pueblo urbanizado, se vieron inmediatamente atraídos ante el desafío de avanzar sobre el territorio prohibido. La falta de presencia humana, con el habitual uso de maquinarias para el desarrollo de las actividades laborales; las carreteras vacías, sin el constante estruendo provocado por los vehículos de transporte y todos esos sonidos y movimientos, que a través del tiempo fueron incrementándose paulatinamente, hasta afianzarse como  componente habitual de nuestras vidas, hizo posible que estas especies vieran el momento adecuado para recuperar la posibilidad de pasear por todos esos lugares que hasta la llegada del aislamiento social preventivo, no habían podido ser visitados . Tal fue el caso ocurrido en la ciudad de Junín de los Andes, en la Provincia de Neuquén, dónde cientos de Ciervos descendieron desde los cerros para vivir esta inédita oportunidad , jamás vista por ninguno de los lugareños de la zona. Los guardaparques hacen referencia a la atracción que dichos animales perciben, al desaparecer la presencia humana.

Claramente nos encontramos ante dos fenómenos que producen sensaciones muy opuestas. En el primero de los casos, sentimos pena por los simios que atravesaron, tal vez el peor momento de sus vidas, enfrentándose a una realidad que no conocían hasta el momento; siendo víctimas de una domesticación que, hasta hace pocos días atrás, representaba su vida natural. Sin embargo en el segundo caso, el sentimiento es completamente diferente. La sensación expresada por los habitantes de la ciudad es reconfortante. Jamás imaginaron tener la posibilidad de observar tales imágenes en su vida. Sintieron felicidad. La sensación de paz, y tranquilidad que estos animalitos regalaron durante estos días, fue una caricia, ante tanto dolor.

Otro fenómeno natural que se está haciendo presente en este proceso que nos está tocando vivir,  es la disminución de la polución atmosférica mundial. Sin duda es otro de los datos que, aunque sea solo por un instante, gratifican a todo aquel individuo que lucha por conservar la salud del Planeta. Un artículo recientemente editado por  la CNN de Hong Kong, describe que según el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China, el número promedio de días de aire de buena calidad aumentó un 21,5% en el mes de febrero de 2020, en comparación con el mismo período del año pasado.

Para la comunidad YMCA, una familia mundial que tiene como principio fundamental, la promoción de los valores de amor, paz, justicia y solidaridad y que trabaja a favor de la conservación y el fortalecimiento de la salud a través de la práctica de actividades físicas, deportivas, sociales, educativas y culturales, este no puede dejar de ser un tema relevante. Más aún, para todos aquellos que somos parte de un equipo que brega por lograr que sus asociados incorporen hábitos de vida saludables, aconsejando diariamente la realización de actividad física moderada y metódicamente controlada, no pasa desapercibida la importancia que tienen las actividades al aire libre para todas las edades. La reducción significativa de desechos  en el aire que respiramos cada día, produciría un riesgo contundentemente menor a la hora de contraer enfermedades respiratorias no transmisibles. Mejoraría notablemente los procesos de ventilación y difusión, y por supuesto ni que hablar de la mejora de la capacidad cardiovascular, al momento de comparar la perfusión de la sangre llevando ese oxígeno a cada una de nuestras células, mientras nos encontramos entrenando. 

Se cree que hoy estamos respirando el aire menos dañino de los últimos 106 años. Más exactamente, el comienzo de la Primera Guerra Mundial en julio de 1914 sería el momento más comparable con la actualidad.

Seguramente no era necesario sufrir tantas pérdidas humanas, tanto dolor y tantos daños irreparables para la economía, pero como bien sabemos no fuimos capaces de lograr estos cambios por nuestra propia convicción, y este artículo representa una mirada a lo que la Naturaleza acciona como respuesta ante las amenazas más extremas.

Debemos pensar y recapacitar sobre ello, éste puede ser un gran punto de partida para mejorar nuestra calidad de vida. Mientras tanto y continuando con los entrenamientos en nuestros hogares, pensemos en el día en que podamos volvernos a subir a la bici o ponernos los cortos para salir a trotar…

 

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